El efecto que tiene la respuesta estrés en el organismo es profundo:
Predominio del sistema nervioso simpático (vaso constricción periférica, midriasis, taquicardia, taquipnea, ralentización de la motilidad intestinal, etc.)
Predominio del sistema nervioso simpático (vaso constricción periférica, midriasis, taquicardia, taquipnea, ralentización de la motilidad intestinal, etc.)
Liberación de catecolaminas (adrenalina y adrenalina), de cortisol y encefalitis.
Aumento en sangre de la cantidad circulante de glucosa, factores de coagulación, aminoácidos libres y factores inmunitarios.
Todos estos mecanismos los desarrolla el cuerpo para aumentar las probabilidades de supervivencia frente a una amenaza a corto plazo, no para que se los mantenga indefinidamente, tal como sucede en algunos casos.
A medio plazo, este estado de alerta sostenido desgasta las reservas del organismo y puede producir diversas patologías (trombosis, ansiedad, depresión, inmunodeficiencia, dolores musculares, insomnio, trastornos de atención, diabetes, etc.)
El estrés provoca inmunodepresión. La liberación de hormonas de estrés inhiben la maduración de los linfocitos, encargados de la inmunidad específica.5
Las consecuencias, por ende, terminan siendo fisiológicas, psicológicas y conductuales. Estas generan daños en el cuerpo que afectan la calidad de vida de las personas. A continuación se presenta una lista de los estragos más comunes causados por el estrés:
Obesidad y sobrepeso
Pérdida del cabello
Depresión
Reducción del deseo sexual
Menstruación irregular
Acné
Cuadros alérgicos
Úlceras
Insomnio
Disminución de fertilidad
Enfermedades cardíacas
El origen del estrés se encuentra en el cerebro, que es el
responsable de reconocer y responder de distintas formas a los estresores. Cada
vez son más numerosos los estudios que corroboran el papel que juega el estrés
en el aprendizaje, la memoria y la toma de decisiones. Un estudio de la
Universidad de California demostró que un estrés fuerte durante un corto
período de tiempo, por ejemplo, la espera previa a la cirugía de un ser
querido, es suficiente para destruir varias de las conexiones entre neuronas en
zonas específicas del cerebro. Esto es, un estrés agudo puede cambiar la
anatomía cerebral en pocas horas. El estrés crónico, por su parte, tuvo en
experimentos con ratas el efecto de disminuir el tamaño de la zona cerebral
responsable de la memoria.6
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